
miércoles, 28 de diciembre de 2011
HISTORIA

AGUSTÍN AGUALONGO
“TRAS LAS HUELLAS DEL LEON DEL SUR”Por: John Fredy Insuasty Portilla
Nuestra comarca ha ocupado lugares preponderantes en la historia de la republica, en los episodios más relevantes que mas tarde darían como finalidad la consecución independentista de la corona española.
También hay que señalar que durante la campaña libertadora, nuestra ciudad debió padecer las inclemencias de la guerra de la independencia y la barbarie de aquellos que pretendían tal objetivo. Es entonces cuando en esos tiempos, caminó la muerte y la desolación por nuestra querida patria chica. Algunas de nuestras mujeres sureñas, ñapangas bravías, fueron desterradas y enviadas al Perú, Ecuador y otras a Popayán, hombres honorables y de probada reputación dentro de la sociedad pastusa, detenidos, amarrados por parejas y luego vilmente asesinados al ser lanzados al río Guaitara como escarmiento a un pueblo fiel, aguerrido, autónomo y libertario.
Según palabras del mismo libertador: A Pasto y todos sus pobladores había que aniquilarlos a como de lugar y que no quede piedra sobre piedra de la ciudad. Esta sentencia se cumplió en parte, cuando una montonera de asesinos, saqueadores, al mando de Antonio José de Sucre, incursionó en nuestra ciudad un 24 de Diciembre de 1822 en vísperas de Navidad.
Las mujeres fueron violentadas, los templos de la ciudad igualmente irrespetados, ancianos, niños, indígenas de la servidumbre, asesinados a sangre fría y sin misericordia en las mismas calles de nuestra comarca.
La sangre entonces, teñía de rojo las empedradas calles de nuestro Pasto, mientras los invasores, terminaban de saquear la ciudad al mismo tiempo que tomaban como prisioneros a un gran número de jóvenes para enlistarlos contra su voluntad en sus filas.
Después de los desmanes, asesinatos y saqueos, cometidos por el ejército patriota; por las calles de nuestra ciudad, hizo su entrada el libertador y por espacio de cuatro días permaneció en ella decidiendo la suerte de todos sus moradores y tomando todos los bienes para la causa. Pero vencer a mujeres, ancianos, niños e indígenas en una ciudad desprotegida es supremamente fácil y no propio de militares que pregonaban el respeto por los civiles y demás derechos que demandaban los niños, ancianos y mujeres, por su misma condición de seres humanos.
Bolivar, nunca ganó guerra alguna contra los pastusos y su glorioso ejército del sur; pues, jamás pudo ver cumplido el sueño de acabar con nuestra ciudad y sus gentes. Los guerreros del sur fueron golpeados pero jamás vencidos, los héroes caídos bajo engaños y posteriormente ejecutados nunca renunciaron a sus principios y a su amor por nuestra tierra.
Nuestro héroe AGUSTÍN AGUALONGO SISNEROS vive por siempre en nuestras mentes y en nuestro corazón, y su legado para las nuevas generaciones es ser ejemplo de lealtad, fortaleza, amor y fidelidad a nuestra comarca.
SAN JUAN DE PASTO vive y vivirá por siempre. Sus pobladores de ayer y hoy, espartanos defensores de la libertad nos levantamos con firmeza para defender nuestro territorio autónomo hasta con nuestra propia vida si es posible.
En tiempos pretéritos, se comentaba mucho sobre las hazañas heroicas de un hombre nacido en estas tierras que en muchas ocasiones puso a tambalear las aspiraciones de los ejércitos republicanos, los cuales veían en Pasto y sus gentes un obstáculo difícil de superar para las aspiraciones independentistas.
Su valentía, su alto don de estratega militar le valieron las más altas distinciones por parte de la corona española a tal punto de llegar a obtener el grado de general de los ejércitos realistas. De profesión pintor, como lo indican los registros de alistamiento militar cuando se hizo la convocatoria a todos los jóvenes para defender a la ciudad de Pasto, a este ilustre personaje, ya se le comenzaban a mirar cualidades de líder nato reconocido en toda nuestra comarca, como en los diferentes movimientos para la defensa de nuestra ciudad en las cuales marcharía a la cabeza de todos aquellos valientes hombres que jurarían cumplir con tan honroso encargo. Vecino del barrio San Andrés y líder por naturaleza, Agustín Agualongo ya se perfilaba como uno de los caudillos que escribiría con letras doradas la historia de la gran nación del sur.Su paso victorioso por nuestras campiñas, no fue solamente la demostración más sublime de lo que es la palabra lealtad. El luchar con ahínco hasta ofrendar su vida por una causa legítima que significaba ser espartano defensor de nuestra tierra, no era ante todo la sumisión a la corona española; sino, que por el contrario representaba en la mente libertaria de nuestro héroe una concepción clara de lo que para la época ya entendíamos los pastusos como la autodeterminación de nuestro pueblo.Anteriormente a la llegada de los republicanos a nuestro suelo, San Juan de Pasto ya había sido objeto de varios saqueos y sus habitantes sometidos a un trato descomedido y arbitrario por parte de maleantes que llegados de Quito y otros del norte de Santa fe de Bogotá, buscaban en nuestra ciudad las riquezas que en ella se escondían, como en lo acontecido un 22 de septiembre de 1811. Es entonces que se comienza a albergar un sentimiento de odio y rechazo hacia todas las manifestaciones revolucionarias que conllevaban en su más profunda ideología la sumisión incondicional de nuestra comarca como último bastión realista para lograr la independencia absoluta de la corona española.
El tiempo de AGUSTÍN AGUALONGO SISNEROS había comenzado, el líder, el caudillo, el guerrero heroico libraría las más feroces batallas contra los ejércitos republicanos, que en muchas ocasiones fueron repelidos, teniendo que retirarse derrotados y mal heridos a buscar refugio tras los hábitos de las monjas de las comunidades religiosas asentadas en nuestro suelo.
En los libros parroquiales de la catedral de San Juan Bautista de Pasto, reposan las partidas de bautismo y confirmación de Agustín Agualongo, los cuales rezan de la siguiente manera:
“Bautismo en veintiocho de Agosto de mil setecientos ochenta, bauticé, puse óleo y crisma a Agustín de edad de tres días, hijo legítimo de Manuel Criollo indio y Gregoria Cisneros montañesa. Fue madrina Catalina Pérez, a quien advertí el parentesco que contraía y obligación de educarlo en la doctrina. De quien doy fe. (f) Miguel Rivera” (Libro N 5, años 1780–1794. Folio 5. Confirmación: “Agustín Agualongo, hijo legitimo de Manuel Agualongo y Gregoria Cisneros. Bautizado en esta iglesia. Fue padrino don Salvador Zambrano” (Libro de Confirmaciones, año 1800).
Mucho se ha especulado acerca de la personalidad de tan excelso heraldo; algunos se han atrevido a comentar muy equivocadamente que EL LEÓN DEL SUR, era una persona sin ninguna preparación, salido de los estratos más bajos de nuestra sociedad pastusa. Su profesión de pintor, era un oficio que correspondía en ese entonces a la clase media colonial, la firma de nuestro héroe de excelente caligrafía concordaba con las de una persona totalmente ilustrada en nuestro medio, su rubrica revelaba el perfil de una persona con alto grado de educación; en el tiempo, en el que el saber leer y escribir era exclusividad de gentes pertenecientes a la nobleza ó, a la clase media colonial como lo afirma el desaparecido historiador Dr. Emiliano Díaz del Castillo en su libro AGUALONGO sus restos.
Otra prueba que muestra que AGUSTÍN AGUALONGO, no era un campesino iletrado, es su matrimonio y posterior divorcio, ya que para la época y para conseguir la dispensa del santo padre en Roma esto resultaba demasiado costoso, y no todos tenían esa capacidad económica para tal fin. AGUSTÍN AGUALONGO, era un mestizo sureño que logró a base de valentía y lealtad, escalar con sobrados méritos las diferentes designaciones que el gobierno español merecidamente le hizo. De soldado regular voluntario combatió junto a las tropas realistas y su ardentía en la batalla posteriormente lo haría merecedor del grado de coronel de los ejércitos del rey asentados en el sur; mas tarde sería ascendido por el rey don Fernando VII, al grado de Brigadier
Aguerrido combatiente, supo aprovechar la topografía del terreno, para infringirles derrotas certeras a sus enemigos. Su voz de mando retumbaba en todos los rincones de nuestra comarca animando a todos sus hombres del gran ejército del sur a enfrentar al enemigo en defensa de sus ideales.
Las derrotas del ejército patriota sufridas en nuestro territorio, mostraban a Pasto como una fortaleza realista infranqueable y los comentarios de la existencia de un guerrero heroico se comenzaron a escuchar desde el sur del continente hasta España. Era pues AGUSTIN AGUALONGO, el león del sur, guerrero altivo y valiente que por sus hazañas se había convertido en un personaje mitológico. Su casta de combatiente valeroso, lo llevó a protagonizar grandes gestas en pro de la defensa de nuestra tierra. El sur, nuestro sur con sus fértiles valles y sus ondulantes montañas, que a decir de muchos europeos radicados en la ciudad y sus alrededores, son muy similares a las tierras vascas al norte de España, suelos bendecidos por Dios, fueron testigos mudos de las hazañas del héroe más grande que ha dado nuestro terruño.
La sombra del mitológico guerrero heroico, era vista por sus enemigos en todos los rincones por donde transitaban, pues nadie quería llegar a toparse con tan peligroso adversario, el cual tenía fama de comandar los ataques más certeros por sorpresa y en el momento menos esperado.
AGUALONGO pues, se había convertido en una muralla difícil de salvar para los republicanos y sus aspiraciones de liberarse del imperio español. Más tarde cuando fue capturado bajo engaños y llevado a Popayán se le ofrecieron grandes honores y cargos de mando en las filas republicanas, se le respetaría su vida, pero a cambio tendría que renegar de su lealtad y de sus principios. Esto nunca se escuchó de labios de AGUALONGO y por el contrario pidió ser fusilado con su traje de General de los ejércitos realistas, con su mirada altiva y penetrante sobre sus verdugos como los valientes cuando marchan firmes al encuentro con la muerte.
Los grandes valles, la sierra morena y los precipicios insondables donde solo tienen acceso las águilas y el gran cóndor de los andes, fueron testigos de excepción del paso victorioso de Agualongo con su glorioso ejército, y aun en nuestros días se puede percibir en la brisa que sopla desde el mar hasta el galeras, el rugido ensordecedor del gran LEON DEL SUR dirigiendo con su espada libertaria los destinos de nuestra tierra.
MI CIUDAD, TU CIUDAD, NUESTRA CIUDAD

CECILIA LOPEZ
TRABAJADORA SOCIAL
Pasto, ha tenido en los últimos tiempos un desarrollo urbanístico muy grande, por ello exige de las autoridades se tomen los correctivos necesarios para la implementación de planes direccionados a mejorar las condiciones de movilidad de la ciudad. El sistema de semaforización es obsoleto y requiere especialmente de una modernización de acuerdo al crecimiento de la misma. Pienso, que todos anhelamos vivir en una ciudad que nos brinde todas las garantías de movilidad, una ciudad amable y acogedora.
MI CIUDAD TU CIUDAD NUESTRA CIUDAD

MARIA LORCY ROSERO M.
UNIVERSIDAD DE NARIÑO
Nuestra ciudad de Pasto es muy acogedora debido a sus gentes quienes se caracterizan por su amabilidad, su sencillez y su cultura. Todos tenemos la pretensión de hacer agradable la estadía de todos los visitantes, por eso en Pasto ningún turista es extraño.
Quiero una ciudad donde los vecinos participen activamente en su gestión municipal, porque somos nosotros los que hacemos la ciudad, no la ciudad a nosotros.
martes, 27 de diciembre de 2011
AGUALONGO: "TRAS LAS HUELLAS DEL LEÓN DEL SUR"

AGUSTÍN AGUALONGO
“TRAS LAS HUELLAS DEL LEON DEL SUR”
Por: John Fredy Insuasty Portilla
Nuestra comarca ha ocupado lugares preponderantes en la historia de la republica, en los episodios más relevantes que mas tarde darían como finalidad la consecución independentista de la corona española.
También hay que señalar que durante la campaña libertadora, nuestra ciudad debió padecer las inclemencias de la guerra de la independencia y la barbarie de aquellos que pretendían tal objetivo. Es entonces cuando en esos tiempos, caminó la muerte y la desolación por nuestra querida patria chica. Algunas de nuestras mujeres sureñas, ñapangas bravías, fueron desterradas y enviadas al Perú, Ecuador y otras a Popayán, hombres honorables y de probada reputación dentro de la sociedad pastusa, detenidos, amarrados por parejas y luego vilmente asesinados al ser lanzados al río Guaitara como escarmiento a un pueblo fiel, aguerrido, autónomo y libertario.
Según palabras del mismo libertador: A Pasto y todos sus pobladores había que aniquilarlos a como de lugar y que no quede piedra sobre piedra de la ciudad. Esta sentencia se cumplió en parte, cuando una montonera de asesinos, saqueadores, al mando de Antonio José de Sucre, incursionó en nuestra ciudad un 24 de Diciembre de 1822 en vísperas de Navidad.
Las mujeres fueron violentadas, los templos de la ciudad igualmente irrespetados, ancianos, niños, indígenas de la servidumbre, asesinados a sangre fría y sin misericordia en las mismas calles de nuestra comarca.
La sangre entonces, teñía de rojo las empedradas calles de nuestro Pasto, mientras los invasores, terminaban de saquear la ciudad al mismo tiempo que tomaban como prisioneros a un gran número de jóvenes para enlistarlos contra su voluntad en sus filas.
Después de los desmanes, asesinatos y saqueos, cometidos por el ejército patriota; por las calles de nuestra ciudad, hizo su entrada el libertador y por espacio de cuatro días permaneció en ella decidiendo la suerte de todos sus moradores y tomando todos los bienes para la causa. Pero vencer a mujeres, ancianos, niños e indígenas en una ciudad desprotegida es supremamente fácil y no propio de militares que pregonaban el respeto por los civiles y demás derechos que demandaban los niños, ancianos y mujeres, por su misma condición de seres humanos.
Bolivar, nunca ganó guerra alguna contra los pastusos y su glorioso ejército del sur; pues, jamás pudo ver cumplido el sueño de acabar con nuestra ciudad y sus gentes. Los guerreros del sur fueron golpeados pero jamás vencidos, los héroes caídos bajo engaños y posteriormente ejecutados nunca renunciaron a sus principios y a su amor por nuestra tierra.
Nuestro héroe AGUSTÍN AGUALONGO SISNEROS vive por siempre en nuestras mentes y en nuestro corazón, y su legado para las nuevas generaciones es ser ejemplo de lealtad, fortaleza, amor y fidelidad a nuestra comarca.
SAN JUAN DE PASTO vive y vivirá por siempre. Sus pobladores de ayer y hoy, espartanos defensores de la libertad nos levantamos con firmeza para defender nuestro territorio autónomo hasta con nuestra propia vida si es posible.
En tiempos pretéritos, se comentaba mucho sobre las hazañas heroicas de un hombre nacido en estas tierras que en muchas ocasiones puso a tambalear las aspiraciones de los ejércitos republicanos, los cuales veían en Pasto y sus gentes un obstáculo difícil de superar para las aspiraciones independentistas.
Su valentía, su alto don de estratega militar le valieron las más altas distinciones por parte de la corona española a tal punto de llegar a obtener el grado de general de los ejércitos realistas. De profesión pintor, como lo indican los registros de alistamiento militar cuando se hizo la convocatoria a todos los jóvenes para defender a la ciudad de Pasto, a este ilustre personaje, ya se le comenzaban a mirar cualidades de líder nato reconocido en toda nuestra comarca, como en los diferentes movimientos para la defensa de nuestra ciudad en las cuales marcharía a la cabeza de todos aquellos valientes hombres que jurarían cumplir con tan honroso encargo. Vecino del barrio San Andrés y líder por naturaleza, Agustín Agualongo ya se perfilaba como uno de los caudillos que escribiría con letras doradas la historia de la gran nación del sur.Su paso victorioso por nuestras campiñas, no fue solamente la demostración más sublime de lo que es la palabra lealtad. El luchar con ahínco hasta ofrendar su vida por una causa legítima que significaba ser espartano defensor de nuestra tierra, no era ante todo la sumisión a la corona española; sino, que por el contrario representaba en la mente libertaria de nuestro héroe una concepción clara de lo que para la época ya entendíamos los pastusos como la autodeterminación de nuestro pueblo.Anteriormente a la llegada de los republicanos a nuestro suelo, San Juan de Pasto ya había sido objeto de varios saqueos y sus habitantes sometidos a un trato descomedido y arbitrario por parte de maleantes que llegados de Quito y otros del norte de Santa fe de Bogotá, buscaban en nuestra ciudad las riquezas que en ella se escondían, como en lo acontecido un 22 de septiembre de 1811. Es entonces que se comienza a albergar un sentimiento de odio y rechazo hacia todas las manifestaciones revolucionarias que conllevaban en su más profunda ideología la sumisión incondicional de nuestra comarca como último bastión realista para lograr la independencia absoluta de la corona española.
El tiempo de AGUSTÍN AGUALONGO SISNEROS había comenzado, el líder, el caudillo, el guerrero heroico libraría las más feroces batallas contra los ejércitos republicanos, que en muchas ocasiones fueron repelidos, teniendo que retirarse derrotados y mal heridos a buscar refugio tras los hábitos de las monjas de las comunidades religiosas asentadas en nuestro suelo.
En los libros parroquiales de la catedral de San Juan Bautista de Pasto, reposan las partidas de bautismo y confirmación de Agustín Agualongo, los cuales rezan de la siguiente manera:
“Bautismo en veintiocho de Agosto de mil setecientos ochenta, bauticé, puse óleo y crisma a Agustín de edad de tres días, hijo legítimo de Manuel Criollo indio y Gregoria Cisneros montañesa. Fue madrina Catalina Pérez, a quien advertí el parentesco que contraía y obligación de educarlo en la doctrina. De quien doy fe. (f) Miguel Rivera” (Libro N 5, años 1780–1794. Folio 5. Confirmación: “Agustín Agualongo, hijo legitimo de Manuel Agualongo y Gregoria Cisneros. Bautizado en esta iglesia. Fue padrino don Salvador Zambrano” (Libro de Confirmaciones, año 1800).
Mucho se ha especulado acerca de la personalidad de tan excelso heraldo; algunos se han atrevido a comentar muy equivocadamente que EL LEÓN DEL SUR, era una persona sin ninguna preparación, salido de los estratos más bajos de nuestra sociedad pastusa. Su profesión de pintor, era un oficio que correspondía en ese entonces a la clase media colonial, la firma de nuestro héroe de excelente caligrafía concordaba con las de una persona totalmente ilustrada en nuestro medio, su rubrica revelaba el perfil de una persona con alto grado de educación; en el tiempo, en el que el saber leer y escribir era exclusividad de gentes pertenecientes a la nobleza ó, a la clase media colonial como lo afirma el desaparecido historiador Dr. Emiliano Díaz del Castillo en su libro AGUALONGO sus restos.
Otra prueba que muestra que AGUSTÍN AGUALONGO, no era un campesino iletrado, es su matrimonio y posterior divorcio, ya que para la época y para conseguir la dispensa del santo padre en Roma esto resultaba demasiado costoso, y no todos tenían esa capacidad económica para tal fin. AGUSTÍN AGUALONGO, era un mestizo sureño que logró a base de valentía y lealtad, escalar con sobrados méritos las diferentes designaciones que el gobierno español merecidamente le hizo. De soldado regular voluntario combatió junto a las tropas realistas y su ardentía en la batalla posteriormente lo haría merecedor del grado de coronel de los ejércitos del rey asentados en el sur; mas tarde sería ascendido por el rey don Fernando VII, al grado de Brigadier
Aguerrido combatiente, supo aprovechar la topografía del terreno, para infringirles derrotas certeras a sus enemigos. Su voz de mando retumbaba en todos los rincones de nuestra comarca animando a todos sus hombres del gran ejército del sur a enfrentar al enemigo en defensa de sus ideales.
Las derrotas del ejército patriota sufridas en nuestro territorio, mostraban a Pasto como una fortaleza realista infranqueable y los comentarios de la existencia de un guerrero heroico se comenzaron a escuchar desde el sur del continente hasta España. Era pues AGUSTIN AGUALONGO, el león del sur, guerrero altivo y valiente que por sus hazañas se había convertido en un personaje mitológico. Su casta de combatiente valeroso, lo llevó a protagonizar grandes gestas en pro de la defensa de nuestra tierra. El sur, nuestro sur con sus fértiles valles y sus ondulantes montañas, que a decir de muchos europeos radicados en la ciudad y sus alrededores, son muy similares a las tierras vascas al norte de España, suelos bendecidos por Dios, fueron testigos mudos de las hazañas del héroe más grande que ha dado nuestro terruño.
La sombra del mitológico guerrero heroico, era vista por sus enemigos en todos los rincones por donde transitaban, pues nadie quería llegar a toparse con tan peligroso adversario, el cual tenía fama de comandar los ataques más certeros por sorpresa y en el momento menos esperado.
AGUALONGO pues, se había convertido en una muralla difícil de salvar para los republicanos y sus aspiraciones de liberarse del imperio español. Más tarde cuando fue capturado bajo engaños y llevado a Popayán se le ofrecieron grandes honores y cargos de mando en las filas republicanas, se le respetaría su vida, pero a cambio tendría que renegar de su lealtad y de sus principios. Esto nunca se escuchó de labios de AGUALONGO y por el contrario pidió ser fusilado con su traje de General de los ejércitos realistas, con su mirada altiva y penetrante sobre sus verdugos como los valientes cuando marchan firmes al encuentro con la muerte.
Los grandes valles, la sierra morena y los precipicios insondables donde solo tienen acceso las águilas y el gran cóndor de los andes, fueron testigos de excepción del paso victorioso de Agualongo con su glorioso ejército, y aun en nuestros días se puede percibir en la brisa que sopla desde el mar hasta el galeras, el rugido ensordecedor del gran LEON DEL SUR dirigiendo con su espada libertaria los destinos de nuestra tierra.
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