HISTORIA


CAPUSIGRA Y TAMASAGRA…EPOPEYAS DE UN PUEBLO INDÓMITO
Por: John Fredy Insuasty Portilla
C
apusigra y Tamasagra, guerreros probos de infinita valentía, nacidos en estas tierras coronadas de laurel y gloria, cuyos dominios llegaban hasta el septentrión del Carchi y se extendían generosamente hasta la embrujadora selva amazónica, tierra de grandes virtudes, poblada de leyendas y enriquecida por maravillosos mitos, hasta las encantadoras playas que descansan en las no tranquilas aguas del mar de Balboa. Grandes batallas se libraron en aquellos tiempos, en donde se pondría a prueba la heroicidad de nuestros guerreros. En la década comprendida entre los años 1470 y 1480, el emperador inca Huayna Capac, había decidido expandir su imperio hasta nuestros dominios, porque hasta sus oídos, habían llegado noticias de la exuberancia de los campos, la riqueza de sus gentes y la fertilidad de sus tierras. Es entonces cuando el emperador inca, resuelve la conquista de todos los asentamientos indígenas ubicados al septentrión de Quito. Se encomendó la arriesgada empresa a cuatro de los más aguerridos generales cuzqueños, Mollo Covana, Mollo Pucara, Apucavac Cavana y Apu Cumti Mullu y al experimentado capitán Auqui- Tuma, que se decía que descendía de Viracocha – Inca y quien comandaba dos mil guerreros orejones del Cuzco, guerreros feroces de la guardia personal del emperador.
El bravo ejército inca, a medida que se adentraba en nuestros dominios iba sembrando las tierras de muerte y desolación, pero no sabían que al adentrarse en las márgenes del rio caliente, una gigantesca trampa los esperaba. Capusigra y Tamasagra, con sus valerosos guerreros los esperaban en la parte alta del cañón y cuando el último de los adversarios había penetrado en la garganta del río caliente, intempestivamente una lluvia de piedras gigantescas siembra en los invasores el desconcierto y el pánico. Se escucha entonces, gritos de dolor y desesperación que son opacados por el ruido infernal de las rocas al desprenderse del abismo, los soldados del inca, se encuentran rodeados y comienza entonces la gran desbandada del ejército imperial, la mayoría mueren sepultados en el mismo lugar, otros perecen bajo las flechas y las ondas de los Pastos y Quillacingas, y un pequeño reducto de aquel gran ejército, comandado por Auqui – Tuma que logra escapar, lo hace desordenadamente en dirección al Cuzco, pero pronto serian alcanzados y aniquilados en los arenales del Chota. Dice el doctor Ignacio Rodríguez Guerrero, que el sitio donde se libró la batalla, llamóse desde entonces Guajansango, que según el historiador Sañudo, quiere decir “llora sangre”. Esta es la historia de dos bravos guerreros, Capusigra y Tamasagra, que en su tiempo llenaron de gloria y coronaron de laureles nuestro querido suelo, siempre en la defensa de la libertad y la autonomía del gran pueblo del sur.